Soliamos despertar para ver si ya no era lunes.

miércoles, 8 de junio de 2011

Carlos tiene un balón


y en su balón un mundo pequeño


que le pide a gritos libertad.





Carlos tiene las venas secas


y los ojos negros,


tiene en su cabeza un desierto


que hace más pesado el camino al medio día,





la mamá de Carlos también llora,


igual que él cuando


pequeños dinosaurios muerden sus brazos


y dejan ahí un millón de puntos a unir,





Carlos quisiera que ese mundo del balón


lo atrapara y lo llevara con ellos


y entonces no tener miedo,


ni dolor,


no tener madre o


cabello


o soledad...

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