Soliamos despertar para ver si ya no era lunes.

domingo, 14 de febrero de 2010

El sencillo deseo, la caricia sonrojada de la noche eterna, de las caricias que se esconden en tus manos

Resbalando de mis dedos
mordias el silencio que te
estaba regalando,
qué tal que comemos
nuestros sueños mientras
los hombres naturales
se convierten en un pantano,
en la losa verde que te gusta
pisar,
en las casa largas y conjuntas,
en los cereales con leche
fría...
Qué tal que dejamos
al mundo vivir, mientras
nos besamos.

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