Soliamos despertar para ver si ya no era lunes.

lunes, 29 de marzo de 2010

Cuando leas esto (seguramente)
estare montada en el tren de la ausencia,
con mis metáforas baratas y los tennis rotos
que tanto te gustan,

me llevare también y si no te importa
las notas que dejaste en el refigerador,
algunas grabaciones
(que sin tu conscentimiento grabe de tu voz),

las noches,
los días,
junio y agosto,
me llevo al perro, seguramente no lo querras

sabiendo que es mío,
la comida y la colección de poemarios
que nunca publique,
me llevo tu playera más grande
la más vieja,

tus ojos en ese retrato,
la canción favorita que sonaba
cada que marcabas al celular,
la caja de cereal (vacia ya)

donde vivimos tanto tiempo,
me llevo el aire que respiramos juntos
para dejarte uno limpio y sin
recuerdos.

Me llevo -casi- hasta tu piel,
lo demás no importa, quedate con la cuenta de banco
y los problemas financieros,
quedate con el recibo de teléfono,
te dejo todo lo demás.

Sólo te pido que compres un nuevo corazón,
abrelo,
toma la mitad y mandala con el cartero,
te dejo la dirección escrita en mi corazón,
porque no me sirve
porque tiene tu aroma y tu voz.

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