Algo en tus besos me decia
que era mala poeta,
me leías para poder llevarme a la cama
después de un: me gusta.
Pero tus besos
y esa espalda fría que tenias
valian la pena, seguia escribiendo mierda,
memorizaba poetas de los que te hablaba
(aún si no los leía)
tú sólo decias: sí, sí, que bien,
mientras tus manos atropellaban
mi blusa y violaban mi falda.
Si quisieras regresar,
tengo un nuevo poemario,
una raza de zombies se comen a las tortugas
hasta darnos cuenta de que no decendemos del mono
si no de la tortuga
y lloriqueamos,
¿Quieres que te lo lea?
tengo una botella de vino
y mi colchon sigue vacio.
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